Hace unos días Neru se perdió. Lloré por horas hasta que llegó la noche, hasta un punto en el que vomité. Suena algo dramático, ¿no? pero es que por más que intentara no podía calmarme. Pensaba que esa era la naturaleza de un gato, ir y venir, ¿pero cómo? Entonces me veía sin él, y me sentía sola... Increíblemente sola. Me hallaba mucho más vulnerable que antes de adoptarlo... Pero en la noche lo encontraron. Mi mamá me preguntó porqué no me moví en todo el día para buscarlo; ¿pero así no es él? Será más feliz, estará con otros gatos... A pesar de eso, cuando lo vieron estaba asustado y se dejó traer. Justo en ese momento me di cuenta de lo dependiente de que me he vuelto a su presencia, de la calma que me transmite normalmente, de la buena compañía que ha sido. Verlo tranquilo, durmiendo -haciéndole honor a su nombre-, o simplemente rodando por ahí ha sido el mejor regalo que he recibido.
Espero, de corazón, que siga estando con nosotros por más tiempo ♥. Porque aunque sé que estas cosas pasan, y que eventualmente él se irá por una u otra razón, y los que lo conocimos y le tomamos aprecio nos dolerá, no creo que me arrepienta del echo de tenerlo. ¿Así no es la vida? Arriesgarse es disfrutarla~ ♥ .
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